Sólo los amados aman.
Sólo los libres libertan.
Sólo son fuentes de paz
quienes están en paz consigo mismos.
Los que sufren, hacen sufrir.
Los fracasados
necesitan ver a otros fracasar.
Los resentidos siembran violencia.
Los que tienen conflictos
provocan conflictos a su alrededor.
Los que no aceptan
no pueden aceptar a los demás.
Es tiempo perdido y utopía pura
pretender dar a tus semejantes
lo que tú no tienes.
Debes empezar por ti mismo.
Motivarás a realizarse a tus allegados
en la medida en que tú estés realizado.
Amarás realmente al prójimo
en la medida en que aceptes
y ames serenamente tu persona
y tu pasado.
"Amarás al prójimo como a ti mismo",
pero no perderás de vista
que la medida eres "tu mismo".
Para ser útil a otros,
el importante eres tú mismo.
Sé feliz tú y tus hermanos
se llenarán de alegría.
P. Ignacio Larrañaga
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