Desiderata



Escucha entonces la sabiduría del sabio:
“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas,
y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.
Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir.
Di tu verdad tranquila y claramente;
Y escucha a los demás,
incluso al torpe y al ignorante.
Ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas,
pues son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
puedes volverte vanidoso y amargado
porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros, así como de tus planes.
Interésate en tu propia carrera,
por muy humilde que sea;
es un verdadero tesoro en las cambiantes visicitudes del tiempo.
Sé cauto en tus negocios,
porque el mundo está lleno de engaños.
Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar;
mucha gente lucha por altos ideales
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo.
Especialmente no finjas afectos.
Tampoco seas cínico respecto al amor,
porque frente a toda aridez y desencanto,
el amor es tan perenne como la hierba.
Acepta con cariño el consejo de los años,
renunciando con elegancia a las cosas de juventud.
Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia,
pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina,
sé amable contigo mismo.
Eres una criatura del universo,
al igual que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí.
Y, te resulte o no evidente,
sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios,
de cualquier modo que Le concibas,
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantente en paz con tu alma
en la ruidosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos,
éste sigue siendo un hermoso mundo.
Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.

Alcanzar tus deseos.


El Proceso Creativo es muy sencillo desde un punto de vista conceptual. Consiste en tres pasos:

  • Primer Paso (te corresponde a ti): Pides.
  • Segundo Paso (no te corresponde a ti): Obtienes respuesta.
  • Tercer Paso (te corresponde a ti): Debes recibir o aceptar(dejar que fluya hacia ti) la respuesta que se te ha dado.
    Primer Paso: Pides
    El Primer Paso se produce de forma fácil y automática, pues así es como se generan tus preferencias naturales. Todo —desde tus deseos sutiles e incluso inconscientes hasta tus deseos claros, precisos y vividos— es consecuencia de las diversas experiencias que conforman tu día a día. Los deseos (o el hecho de pedir) son el resultado natural de hallarte en este medio repleto de una fantástica diversidad y de contrastes. Por consiguiente, el Primer Paso se produce de forma natural.
    Segundo Paso: El Universo responde
    El Segundo Paso es muy sencillo, pues no te corresponde a ti. El Segundo Paso le corresponde a lo No Físico, es obra de la Fuerza denominada DIOS. Todas las cosas que pides, grandes y pequeñas, son atendidas y ofrecidas de inmediato, sin excepción. Cada punto de Conciencia tiene el derecho y la facultad de pedir, y todos los puntos de Conciencia son respetados y atendidos de inmediato. Cuando pides, se te concede. Siempre.
    A veces expresas lo que pides con palabras, pero por regla general emana de ti a través de vibraciones, un flujo constante de preferencias personales, cada una de las cuales da paso a la siguiente, y todas ellas son respetadas y atendidas.
    Cada pregunta es respondida. Cada petición es concedida. Cada oración es respondida. Cada deseo es concedido…
    Tercer Paso: Permites que fluya hacia ti
    El Tercer Paso consiste en la aplicación del Arte de Permitir. Es el motivo de que exista tu Guía Emocional. Es el paso en virtud del cual reajustas la frecuencia vibratoria de tu Ser para que coincida con la frecuencia vibratoria de tu deseo. Es el Arte de permitir que fluya tu Bienestar natural, es decir, permitir que lo que pides fluya hacia ti. Si no estás en un estado receptivo, te parecerá que tus peticiones no han sido atendidas, aunque lo hayan sido; te parecerá que tus ruegos no han obtenido respuesta, y tus deseos no se cumplirán, no porque no hayan sido escuchados, sino porque tus vibraciones no coinciden con ellos, de modo que no permites que fluyan hacia ti.

Somos espejos...


Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se le llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo.
Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones.
Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características.
Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características
que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían…
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para la evolución de nuestra conciencia.
La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.
Obviamente, lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.
Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean.
Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones.
Empieza por algo muy simple, con la persona más desagradable que se te pueda ocurrir. Por ejemplo, piensa en Adolfo Hitler y di: ¿Cómo es posible que yo pueda parecerme a Hitler? La mayoría se niega a aceptar algún parecido, por mínimo que sea, con Adolfo Hitler. Pero piénsalo detenidamente. ¿Alguna vez has expresado prejuicios con respecto a algún grupo de personas por su nombre, su color de piel, su acento, su discapacidad? Si puedes pensar en algún ejemplo de esto en tu vida, entonces debes aceptar la similitud entre tú y
Adolfo Hitler. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.

Hay un maravilloso relato sufí que ilustra la manera en que este espejo influye en nuestras vidas.


Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad. El visitante dijo:
—Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste.
¿Puede decirme cómo son las personas de aquí?
—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de dónde vienes —dijo el maestro sufí.
—Oh, eran salteadores, estafadores y embusteros.
— ¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.
El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al maestro sufí y le dijo:
—Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?
—Dime qué clase de personas vivían en el lugar de dónde vienes —volvió a responder el maestro.
—Oh, eran las personas más amables, dulces, compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar muchísimo!
—Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí —dijo el maestro.

Esta historia nos recuerda que las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esta totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito
Sincrodestino, Deepak Chopra

El sendero del mago...


LECCIÓN 5

Los magos no creen en la muerte.

A la luz de la consciencia, todo vive.

No hay principios ni finales. Para el mago,

éstos no son más que fabricaciones de la mente.

Para estar totalmente vivo, es preciso estar muerto

para el pasado.

Las moléculas se disuelven y desaparecen,

pero la consciencia sobrevive a la muerte de la materia

en la cual se aloja.

En todas las historias sobre Merlín, hasta en las más confusas, se da por sentado que el mago vivía hacia atrás en el tiempo. En su época, esto causó gran consternación entre los mortales. El anciano mago gritaba “¡Cuidado!” un segundo después de quemarse Arturo con agua hirviendo. Aparecía en los funerales y le acariciaba el mentón al cadáver como si fuera un recién nacido. Y por si fuera poco, los aldeanos murmuraban que se había visto a Merlín en los cementerios, entregando regalos de bautismo a las lápidas.

-“¿Puedes explicarme por qué vives hacia atrás en el tiempo?”, preguntó una vez el joven Arturo.

-“Porque todos los magos lo hacen”, contestó Merlín.

-“Y, ¿por qué?”

-“Porque lo preferimos. Tiene muchas ventajas”.

-“No le veo ninguna”, insistió Arturo, pesando en los extraños hábitos de Merlín, como desayunar antes de acostarse.

-“Mira, te mostraré”, dijo Merlín, y llevó a Arturo afuera de la cueva de cristal. Era un día caluroso de verano y el Sol estaba en el punto más alto del cielo.

-“Ahora”, dijo Merlín, entregándole una pala al niño, “comienza a cavar una zanja de aquí hasta allá y no te detengas hasta que te diga”.

Arturo se entregó a la tarea con todo su empeño, pero al cabo de una hora estaba agotado y Merlín aún no le había dicho que se detuviera.
-“¿Con esto es suficiente?”, preguntó. Merlín se quedó mirando la zanja.

-“Sí, es suficiente”, dijo. “Ahora llénala de nuevo”.
Aunque Arturo estaba acostumbrado a obedecer, la orden no le agradó demasiado. Sudoroso y con el ceño fruncido, continuó trabajando hasta llenar totalmente la zanja.

-“Ahora siéntate a mi lado”, dijo Merlín. “¿Qué piensas del trabajo que acabas de hacer?”.

-“Que no tenía objeto”, se desahogó Arturo.

“Exactamente, y lo mismo sucede con la mayoría de los esfuerzos del ser humano. Pero la inutilidad sólo se descubre cuando ya es demasiado tarde, una vez realizado el trabajo. Si vivieras hacia atrás en el tiempo, habrías reconocido que hacer esa zanja no tenía objeto, y no te habrías molestado en comenzar a cavar”.